TENERIFE Y "LOS SEIS SATELITES" Tuvo algo que ver en el siglo XIX el rol de Santa Cruz de Tenerife como...
TENERIFE Y "LOS SEIS SATELITES"
Tuvo algo que ver en el siglo XIX el rol de Santa Cruz de Tenerife como capital de la Provincia de Canarias en el desarrollo turístico de las Islas? Los datos demuestran que la burguesía agraria y funcionarial en la isla capitalina no sólo perjudicó el desarrollo económico del resto de los satélites de la provincia (parafraseando el título de Olivia Stone Tenerife and it six satellites, 1887) sino que careció de una visión de futuro, interesada sólo en obtener el máximo beneficio a costa del resto de islas e isleños. Tal estatuto privilegiado alentó sentimientos de superioridad entre los círculos dirigentes tinerfeños, empeñados en conservar sus prebendas intactas a toda costa" (Historia contemporánea de Canarias. VVAA. 2011).
El peor papel lo sufría Gran Canaria con una población muchísimo mayor y episodios dramáticos como la cuarentena por la epidemia de cólera morbo que impuso en 1851 la administración de la provincia única ¡durante siete meses! de abandono de los grancanarios a su suerte, sin ayuda sanitaria, ocasionando la muerte de 6.000 personas, casi el 10% de la población de la Isla.
Pero, vamos a hablar de turismo. Un sector que interesó a los inversores locales, si bien el cónsul británico en Tenerife, Charles Saunders Dundas, advertía de la resistencia en dicha isla al cambio agrario, la mentalidad rentista y la ausencia del espíritu empresarial. Lo cual contrastaba con el espíritu emprendedor de la creciente colonia británica en Gran Canaria. Como es el caso de Charles B. Quiney al abrir el primer english hotel de Gran Canaria, el Quiney (1884) y el Bellavista (1897) en Monte Lentiscal. A finales del siglo XIX surgen el Taoro en Tenerife y el Santa Catalina (inaugurado en 1890), éste último promovido por The Canary Island Co Ldt, con empresarios británicos como Blandy y Miller, y una significativa participación de la burguesía local (el Conde de la Vega Grande, Fernando del Castillo Westerling, Ignacio Pérez Galdós, Agustín del Castillo Westerling y Juan de León y Castillo).

Este movimiento fue impulsado con la creación del Cabildo insular (1913) y la división provincial (1927), para convertir Gran Canaria en destino turístico. Lo cierto es que entre los años cincuenta y setenta, el desarrollo turístico transforma por completo el Archipiélago, pero principalmente a Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Pero esta historia de progreso insular pierde parte de su vigor con la irrupción de la Junta de Canarias (1978) y la vuelta a un centralismo interior propio de aquella Provincia Única. Se ha intentado justificar el nuevo modelo con leyes de sedes y repartos supuestamente equilibrados, pero las restricciones a la construcción de hoteles de cuatro estrellas en suelo calificado es un ejemplo de perjuicio a una isla que tenía 105.000 camas turísticas al aprobarse el Estatuto de Autonomía en 1982 y ahora tiene 139.000 (un 30% más), mientras que Tenerife ha pasado de 64.000 camas a 133.000 (más del doble), con muchas más camas hoteleras y recibiendo 3,9 millones de turistas en 2013 frente a los 2,9 millones de turistas que recibió Gran Canaria. Queda claro que la moratoria no tiene el mismo efecto en todas las islas porque hemos vuelto a esos defectos que advirtiera hace casi un siglo Domingo Salazar y Cólogan?